Cincuenta sombras liberadas… de ti

“¿Eres zurda o diestra?”, preguntó Dan, mientras bajaba conmigo los escalones hacia el metro. “Diestra”, dije. “¿Por qué?”. Cuando nos detuvimos en el último escalón, me rodeó con los brazos y me dio un abrazo apretado mientras acercaba sus labios hacia mi cuello. De repente, mi visión se nubló ante una súbita sensación de dolor…

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