Cuando los amigos se enamoran (pero no de ti)
Mirah me dejó en casa y ninguna de las dos quería despedirse. En medio de una tormenta de julio nos sentamos en su auto mientras escuchábamos la lluvia. Estaba jugando con el labial rojo mate que guarda en su portavasos; bajé el espejo para ponérmelo y, cuando lo destapé, encontré un cabello negro y largo…