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Izabel Goulart - Fotografía de Filippo MONTEFORTE / AFP

Cómo la ropa puede hacerte sentir mejor… o no

por Jennifer MIller

13/05/2018

En febrero pasado, Dawnn Karen, consultora de marcas, terapeuta e instructora en el Instituto de Moda y Tecnología (FIT), llegó a un desfile de modas con unos zapatos de tacón de 12 centímetros adornados con estoperoles y un mono negro con una capa. “Esta capa me hace sentir como una superheroína”, dijo. “Me da una sensación de control”; acto seguido, se pavoneó ante los fotógrafos en la alfombra roja del desfile.

Ella, quien se describe a sí misma como una psicóloga de la moda, pone especial atención a la relación entre el atuendo y la actitud: no solo se trata de cómo te ves con las prendas, sino cómo te hacen sentir. Había venido a este desfile de Marcel Ostertag, según dijo, para analizar la psicología detrás de la colección.

Dawnn Karen – Fotografía de Dan Hilbun

Cuando una modelo apareció con una blusa rosa de seda, Dawnn Karen dijo que era un ejemplo de la teoría de la mejora del estado de ánimo: cómo un artículo puede amplificar las emociones positivas. Cuando otra modelo apareció, etérea, en la pasarela con un atuendo confeccionado enteramente en color plata, dijo que este representaba “un complejo de vestuario reiterativo”, la tendencia de usar prendas como apoyo emocional.

Hay que decirlo claramente, ninguna de estas teorías y etiquetas se pueden encontrar en un manual de psicología ni de diagnóstico y estadística de los trastornos mentales. Dawnn Karen, de 29 años, las desarrolló a lo largo de varios años, mientras desarrollaba su carrera académica y su marca personal.

La psicología de la moda, como ella la define, es “el estudio y el tratamiento de cómo el color, la imagen, el estilo y la belleza afectan el comportamiento humano, mientras abordan normas culturales y sensibilidades culturales”. Cree que este campo es especialmente relevante hoy, puesto que los consumidores son cada vez más críticos de la industria de la moda y del desdén de esta hacia la imagen y la raza.

Señaló tropiezos que incluyen que H&M haya usado a un niño negro para modelar una sudadera con la frase “El mono con más onda de la selva” y una campaña de cuidado de la piel de Dove en la que aparecía una modelo negra que se transformaba en blanca. “La gente se pronuncia al respecto”, comenta. “Es por ello que el equipo consultivo de una marca necesita a un psicólogo de la moda”.

Alessandra Ambrosio – Fotografía de Roger Kisby / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / AFP

Estudió la maestría en consejería psicológica del Columbia Teachers College, ha enseñado psicología de la moda en el Centro de Educación Continua y Profesional del Instituto de Moda y Tecnología. También dirige el Instituto de la Psicología de la Moda en internet, donde ofrece cursos como “El corte de cabello nazi”, en el que explora por qué el “corte rasurado” es tan atractivo entre los supremacistas blancos.

Ahora, el departamento de ciencias sociales del FIT, donde enseña psicología del color y psicología general, está revisando su propuesta de hacer que la materia de Psicología de la Moda forme parte del programa de estudios de licenciatura.

Dawnn Karen se llama a sí misma “pionera en el campo de la psicología de la moda” (una frase que inscribió como marca registrada), pero no es la única en combinar ambas materias.

Jaehee Jung es profesora de Aspectos Psicológicos y Sociales de las Prendas de Vestir, en la Universidad de Delaware. Dice que su materia es un requisito para las especialidades de diseño de prendas y mercadotecnia de moda.

Mientras que una clase del negocio de la moda puede enseñar a los estudiantes cómo diseñar y comercializar un producto con base en las tendencias demográficas, en la materia de Jung se explora la psicología detrás del comportamiento de los consumidores. “Es decir, las percepciones y los estándares para considerar que algo es atractivo”, manifestó. “De dónde vienen y cómo se usan para emitir un juicio sobre los demás”.

Parte del trabajo de Dawnn Karen es “estilizar de adentro hacia afuera”. Como explicó: “La mayoría del tiempo abrimos el clóset y decimos: ‘Me voy a vestir de este color’. Sin embargo, no estamos en sintonía con cómo nos sentimos”. Tanto en la consultoría de marcas como en la asesoría práctica, por las que cobra entre 1000 y 5000 dólares mensuales, evalúa cómo sus clientes usan la ropa en todo momento, ya sea como apoyo emocional o como medio de empoderamiento.

Para ella, la ropa ha sido una especie de armadura personal. Primero consideró explorar el papel de la psicología en la moda durante sus estudios universitarios en Columbia. Llevaba un año estudiando, comentó, cuando fue agredida por su prometido. “Al día siguiente, fui al clóset y dije: ‘Bueno, tengo que verme bien’. Me puse algo complejo y a la moda. Recuerdo haber ido a la escuela con unos aretes de plumas enormes que yo misma había confeccionado. Todos los días, usé prendas para sanarme”.

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Este texto fue publicado originalmente en The New York Times en Español.


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