Lo nuevo de Steven Wilson
por Andrés Kerese
“Todo estilo es un medio para insistir sobre algo”
Susan Sontag.
En el colegio todo estaba muy bien delimitado musicalmente. Si eras de los que te gustaba andar cruzando fronteras, lo más probable era que terminaras cambiando regularmente de amigos. Había varias tribus. Estaban los que tenían La Conga, la miniteca del colegio. Ellos, por cuestiones laborales, escuchaban todo tipo de música y se les aceptaba, no eran juzgados. En las fiestas que los contrataban ponían un poco de todo: Mucho disco music, algo de rock y un arsenal de baladas para bailar pegado. Un sábado por la noche podías pasar de Earth, Wind & Fire a bailar «Heaven Must Be Missing an Angel», de Tavares; o a pegar brincos con el popurrí de rock n’ roll de Uriah Heep, para terminar buscando con quién bailar pegado alguna balada de Jackson Browne o James Taylor.
También había unos bichos raros que no salían del salón en los recreos y que, aparte de no juntarse con nadie y de ser fanáticos de Los Ángeles de Charlie, escuchaban Kiss. Algo completamente inaceptable para nosotros, los que teníamos discos de Camel, Genesis, Yes, Jethro Tull, Gentle Giant, Emerson, Lake & Palmer y Premiata Forneria Marconi. Éramos los que escuchábamos rock sinfónico. El pelo largo, los álbumes conceptuales, el mellotron, la flauta, los solos de guitarra, las letras de canciones que nadie entendía. Adoptamos todo un etilo para insistir en algo: éramos los intensos del colegio.
Afortunadamente, apenas salí del bachillerato, The Clash, Joy Division, Patti Smith, Bruce Springsteen, entre muchos otros, se encargaron de mostrarme que había música buena más allá de Close To The Edge y que los raros, los que escuchaban Detroit Rock City de Kiss, a pesar de tener otro estilo, insistían en lo mismo que nosotros: la música era la gasolina de nuestros motores.
Steven Wilson es un virtuoso de la guitarra, por muchos considerado el actual rey del rock progresivo. Nació hace 52 años en Londres. Creció en una casa donde se escuchaba por igual The Dark Side of The Moon y los discos de Donna Summer. Actualmente cuenta con una sólida base de fanáticos, gran parte heredada de su anterior grupo, Porcupine Tree. La banda incluía en su repertorio algo de rock psicodélico, rock progresivo y heavy metal.
The Future Bites es la manera en la que con nueve canciones y en tan solo 42 minutos, con una estética y un estilo muy bien estudiado, Steven Wilson se encarga de hablar sobre consumismo, marketing, compras en la red, tecnología e influencers. Un repaso sobre cómo se desenvuelve el cerebro humano en la era del internet.
Muchos de sus seguidores puede que se sientan decepcionados con su cambio de imagen y estilo de música. En The Future Bites, Steven Wilson deja a un lado las canciones de más de 10 minutos y sustituye los largos solos de guitarra por un sonido más electrónico que raya, en algunas canciones, en lo pop.
El video de «Self» está hecho con tecnología deep fake. «12 Things I Forgot» es una canción pegajosa que obliga a volver a ella una y otra vez. «Man Of The People» es una perfecta balada electrónica. «Personal Shopper» es la canción que te invita a subirle todo el volumen al equipo de música. The Future Bites puede que no sea el álbum que esperan los intensos del colegio que escuchan Porcupine Tree, pero nosotros, los que aprendimos que la música te puede cobijar de distintas maneras, podríamos ir agregándolo de una vez entre los mejores discos de 2021.
Andrés Kerese
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