Lo nuevo de Still Corners
por Andrés Kerese
No le veo nada atractivo a viajar por el desierto en carro, y menos si es un descapotable. La nada hasta más allá de lo que alcanzamos a ver al frente y a los lados, el calor, el peligro que significa quedar accidentado al borde de la carretera… Sin embargo muchos cineastas, escritores y músicos se han empeñado en transformar lo precario que significa viajar por el desierto en algo que nos provoca. Brincar al carro y pisar el acelerador.
El cine se ha encargado de crear nuestra imagen romántica del desierto. Puede ser la de Easy Rider, de Dennis Hopper; la de Zabriskie Point, de Michelangelo Antonioni; o el desierto de Thelma & Louise, de Ridley Scott. Para cualquiera de estas películas, el álbum The Last Exit podría funcionar como banda sonora.
No solo la música de Still Corners es cinematográfica. También la manera en la que se conocieron sus dos únicos miembros es digna de ser llevada al cine. Greg Hughes, escritor de todas las canciones, multinstrumentista, productor e ingeniero de la banda, nacido en Arizona y criado en Texas, decide irse a Londres a tratar de conseguir una carrera como músico. Un nublado jueves de enero, tratando de llegar a la estación de London Bridge, toma la línea equivocada del metro y es cuando llega ese momento de la historia que no se cansan de repetir en todas las entrevistas. Hay que imaginarse la escena. Tessa Murray, una londinense que no conocía muy bien la ciudad donde nació, se baja del mismo tren en la misma estación equivocada. Los dos se encuentran solos en el anden del London Overground. Hughes le pregunta a Tessa la manera correcta de llegar a su destino. Ella, además de confesar que también está perdida, le cuenta que acaba de perder su clase semanal de canto. Greg, a su vez, le cuenta que está desesperado buscando a una cantante con quien trabajar.
Eso fue en enero de 2008. Dos años después del encuentro, y después de algunas canciones que tuvieron relativo éxito, el sello Sub Pop los firmó. Ya con el futuro del proyecto asegurado, decidieron mudarse a Austin. Allí grabaron su primer álbum, Creatures Of An Hour. Pero Tessa no soportaba el calor de Texas, se dio cuenta de que extrañaba el clima de Londres, y decidieron mudarse a Woodstock, donde todo comenzó un verano de 1969. A finales de 2020 y en confinamiento grabaron The Last Exit.
No importa el orden en que se escuchen, es difícil diferenciar una de otra. Las once canciones de The Last Exit forman un conjunto que invita a recorrer los espacios abiertos detrás de un volante. En ellas se puede conseguir algo muy parecido a «Wicked Games» de Chris Isaac, o a Mark Knopfler con su Stratocaster roja al comienzo de «Sultan of Swings». Still Corners no es el grupo que te va a cambiar la vida, pero sí el que te va a hacer muy buena compañía hasta el sábado que viene cuando te recomiende otro disco nuevo.
Andrés Kerese
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