Recuéstate en un robot

por Candace Jackson

30/09/2018

Fotografía de Ori Systems

Conforme nos vemos forzados a vivir en espacios urbanos cada vez más pequeños, ha surgido una duda: ¿hay una mejor manera de amueblar un departamento miniatura?

Sí. La respuesta, obviamente, la tienen los robots.

Dentro de un departamento tipo estudio en el edificio Eugene, en el lado oeste de Manhattan, hay una unidad entre las 844 que parece una navaja suiza hecha inmueble: contiene un armario de dos vistas con varios compartimentos llamado Ori. Ori se mueve sobre vías y puede ser activado por comando de voz (“¡Alexa, pídele a Ori hacer la cama!”), con una aplicación móvil o al presionar un botón negro. El mueble entonces se desliza por el espacio. En un video promocional, una canción pegajosa suena mientras un escritorio se retrae para que una mujer pueda hacer yoga o para que un hombre, sentado en un sofá, alcance su copa de vino al moverse la mesa hacia él:

“Las unidades son cada vez más y más pequeñas”, dijo Maria Masi, vicepresidenta sénior para desarrollo de Brookfield Properties, inmobiliaria en Nueva York que tiene al Eugene entre su acervo. Dijo que los muebles robóticos podrían ayudar a los arrendatarios a vivir por más tiempo en los departamentos tipo estudio. (Y también, quizá, justificar que les cobren mayores rentas por unidades que no tienen separación de habitaciones).

“Utilizas el mismo espacio de manera distinta durante el día”, dijo Masi. “Con eso ya no necesitas una recámara separada”.

Sankarshan Murthy, antes ingeniero de Tesla y del Apple Watch, tiene otra idea: que todo se quede en el techo.

“Los arquitectos ni siquiera voltean a ver la oportunidad de poner ahí la experiencia de vivienda” dijo. “Hay que explorarlo”. Su empresa emergente, Bumblebee Spaces, fabrica un sistema de amueblado llamado A. I. Butler (mayordomo de inteligencia artificial) con el cual los muebles descienden desde el techo por medio de comando de voz o un módulo en una tableta.

Me mostró su laboratorio de ingeniería en San Francisco. Con ayuda de un pizarrón blanco y un marcador de color morado, me mostró cómo espera que se vean los planos del futuro: un mapa de dos vistas que muestra tanto el techo como el piso. En su versión, la mayoría de los muebles están del lado del techo. “Y el peso queda libre”, aseguró. (Al igual que Ori, por alguna razón, los videos promocionales de Bumblebee también promueven los beneficios de tener un piso libre para hacer yoga).

En el laboratorio, Murthy y sus ingenieros crearon un salón muestra; era un espacio estilo cubo con muros de color verde. Al centro, suspendido por cuatro cinturones, había un colchón tamaño queen. Murthy sacó un iPad y me mostró cómo mover la cama hacia abajo y arriba. El movimiento es algo lento y se prenden luces alrededor. Las cajas y cómodas alrededor del colchón se mueven con mayor rapidez. Todo se sentía como una cochera futurista; el sistema tiene un esquema de seguridad de sensores para que se pausen los movimientos si alguien está debajo de los muebles.

Murthy, quien es fanático del minimalismo y del movimiento antiacumulación del estilo de KonMari, dijo que Bumblebee puede hacer inventario de todo lo que tiene dentro de los cubos de madera para que, a la larga, el sistema aprenda tus patrones. Si no has bajado tu raqueta de tenis en uno o dos años, quizá es momento de dejarla ir, te dirá tu mayordomo de inteligencia artificial. “Estás llenando tu casa de tantos objetos”, dijo Murthy, “pero con esto cambia la manera de pensar en las pertenencias”.

Le pregunté si podía probar ese sistema de inventario, que utiliza pequeñas cámaras que ven hacia dentro de las cajas. (No todos van a estar cómodos con la idea de que haya tantas cámaras cerca de su cama, aunque Murthy insistió que no captan sonido ni graban nada fuera de su campo de visión, enfocado solo en los cubos de almacenamiento). Solamente tenía conmigo un teléfono, mi libreta para anotaciones de la entrevista y un bolígrafo, así que puse la libreta en la caja. Unos segundos después apareció en el inventario en el iPad de Murthy: papel rayado.

Claro que la gente lleva tiempo buscando cómo ahorrar espacio y dinero en muebles. Hace casi 120 años surgió el mecanismo de cama Murphy, o abatible, cuando William Murphy, quien vivía en un departamento de una sola habitación, ideó cómo lograr que el colchón se doblara hacia un gabinete sobre el muro.

Hasier Larrea, fundador y director ejecutivo de Ori Systems, dijo que se ha preguntado qué podría suceder “si llevamos el poder de la robótica a los espacios interiores” para que los muebles se muevan “como aplicaciones en un iPhone”. Junto con sus cofundadores, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y el diseñador Yves Béhar, Larrea desarrolló Ori en honor a origami. Dijo que la compañía pronto va a lanzar muros movibles para crear habitaciones cerradas que después puedan abrirse, así como muebles que se guarden contra el techo.

“Por un lado hay una urbanización masiva y los retos que eso conlleva en cuanto a la asequibilidad de la vivienda”, dijo Larrea. “Y, por el otro lado, tenemos esta tendencia hacia el internet de las cosas. Los dos movimientos van a converger”.

Chris Gerrick, arquitecto en Seattle, dijo que ya ha discutido con varios de sus clientes que tengan en mente las posibilidades de los muebles robóticos. “Antes era mecánico, como el sistema para guardar las camas Murphy. Ahora es digital”, mencionó.

Claro que hay otras razones por las cuales no hemos dejado que los robots controlen todo nuestro amueblado. ¿Qué sucede si se va la electricidad: ahí entra por fin el tapete de yoga para el que hiciste espacio, para que tengas donde dormir? Larrea dijo que los muebles de Ori son suficientemente ligeros como para que los muevas sin la aplicación, de ser necesario. Murthy indicó que Bumblebee recomienda tener un generador y ofrece una opción con suficiente poder de reserva para usar el sistema si se va la luz.

Por lo pronto, Masi, de Brookfield Properties, dijo que ya han comenzado a preparar las unidades existentes para que pueda integrarse Ori en el futuro según el plano del departamento y que esperan poder construir futuros apartamentos ya con el sistema. “Hay mucha curiosidad y, pues, esto podría ser algo revolucionario”, dijo.

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Este texto fue publicado originalmente en The New York Times en español.


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