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Arya Stark lucha en la batalla de Winterfell

Apuntes sobre “The Long Night”, un capítulo de #GameOfThrones

por Ángel Alayón

01/05/2019

[Alerta de Spoiler]

Bran y the Night King se miran por unos segundos. El enfrentamiento está decidido. The King se dispone a desenfundar la espada que lleva en su espalda para consumar la victoria de la muerte sobre la memoria. Arya vuela con su daga para atacar por la espalda. the Night King voltea, la toma por el cuello y por la muñeca de la mano en la que lleva la daga. Arya deja caer el arma, la recoge con su mano derecha y clava el acero valyrio en el torso de the Night King.

Las dagas son armas que exigen una disposición especial del carácter. Son armas para matar de cerca, en un abrazo final, como dijo Michael Greenberg. Exigen el descaro de la distancia corta, de los quejidos, de las cicatrices, de la sangre, de los últimos suspiros.

Arya y Brienne demuestran sus habilidades de combate

Arya había visto el horror. Winterfell se desmoronaba ante los embates de quienes no le temen al dolor. Una Arya golpeada, fatigada, ya no da más: es el peso del final. Justo en ese momento, el encuentro con Melissandre le recuerda quién era. La sacerdostisa le pregunta: “¿Qué se le dice al Dios de la Muerte?”. Es la misma pregunta que le hacía Syrio Forel a Arya cuando la entrenaba en las artes del combate aun siendo niña en King’s Landing. Arya se repone y vuelve a ser quien era solo cuando su trayectoria vital se recompone en su memoria. Nadie está derrotado mientras recuerde quién es.

El pase de la daga de una mano a otra como ardid para engañar al rival  fue usado por Arya en un combate de práctica con Brienne de Tarth. La diferencia de tamaño de Brienne y Arya son notables y, a pesar de las habilidades de la más joven de las Stark, Brienne dominó el encuentro hasta que en en el lance final Arya hizo el pase de manos y la daga terminó a centímetros del cuello de Brienne. “¿Quién te enseñó eso?”, le pregunta y Arya responde: “Nadie”.

Beric se desploma junto a Arya en los salones de Winterfell

La respuesta de Arya nos lleva hasta las rocosas aguas del mediterráneo y las aventuras del astuto Ulises, esta vez atrapado en una cueva vigilado por el cíclope Polifemo. Ulises logra embriagarlo y lo convence de que su nombre es Nadie. Más adelante, Ulises lo ataca y deja ciego. Mientras intenta escapar, un Polifemo herido pide ayuda. Cuando los pares del monstruo le preguntan: “¿Quién te ataca?”, Polifemo responde: “Nadie me ataca”. Los otros lo toman por loco, pues se queja, a pesar de que Polifemo dice que Nadie lo está atacando. Ulises escapa y ríe. Se ha salvado engañando a Polifemo. Ha triunfado por ser Nadie. Por su capacidad de engañar. Por la fuerza y por la astucia.

Arya se enfreta al Rey de la Noche

Arya es Aquiles y Ulises a la vez. Tiene el coraje de Aquiles, pero sabe que no tiene oportunidad de plantear una lucha frontal a the Night King. Ya Theon lo ha hecho con dignidad, corriendo hacia una muerte segura. También Jon Snow, solo para verse aislado por los muertos vivientes. Arya sabe que necesitará de un ardid si quiere tener una oportunidad. Salta sobre la espalda solo para ponerse a la distancia en que trabajan los cuchilleros. Es una coreografía que requiere que the Night King crea dominar la situación aunque lejos esté de ello. Justo en ese momento, aparece el pase de la daga que decide la suerte de Westeros. Arya ha triunfado, por la fuerza y por la astucia.

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